jueves, 14 de marzo de 2013

¿DECAIDOS O FORTALECIDOS? Parte II

PASOS HACIA LA DECADENCIA ESPIRITUAL
(Génesis cap. 13)
 
Introducción: Al leer este capítulo podemos ver con asombro cómo un patriarca, un hombre de Dios puede ir en decadencia hasta ser arrastrado por el mundo como en una torrente. El espejo de decadencia lo vemos reflejado en Lot, y el espejo de una vida espiritual fortalecida lo vemos en su tío Abraham. Ambas situaciones requieren un proceso. Ni la decadencia ni el crecimiento espiritual sucede de la noche a la mañana. La caída espiritual o el fortalecimiento de la fe requieren tiempo. Observemos primeramente el proceso por el que pasó  Lot que lo llevó a una tragedia en su vida cristiana. Tres pasos en falso dio Lot:
 
 
 
SEPARARSE DEL CÍRCULO DE LOS HOMBRES DE FE LLEVA A LA CAIDA ESPIRITUAL
Abraham y su sobrino Lot eran familia inseparable. Ambos tenían muchas cosas en común: Familia, trabajo y comunión espiritual. Dice el relato bíblico de Génesis 13 que iban al altar de Jehová e invocaban su nombre.
El crecimiento de las posesiones materiales, el poco espacio para apacentar los rebaños trajo consigo dificultades entre los obreros de Lot y los obreros de Abraham. Entraron en discordia. 
Si bien es cierto que acordaron separarse, esta decisión les afectó grandemente en lo espiritual, especialmente a Lot.   Allí comenzó la decadencia espiritual de Lot. Al separarse de Abraham, hombre de fe y ejemplo de fortaleza, su comunión con Dios comenzó a debilitarse. Ya no tenía puesto los ojos en Bethel, lugar de adoración, sino en Sodoma, prototipo del mundo.
Lot cambió a Abraham por la gente de Sodoma y Gomorra. Cambió el círculo cristiano, por el círculo mundano.
En los últimos tiempos que estamos viviendo, esta misma situación de tristeza se repite. Abraham representa la comunión de nuestros hnos. en la fe, la familia cristiana. Lot representa a aquel creyente que por alguna circunstancia opta por alejarse de la congregación, de separarse de aquellos que lo están ayudando y prefiere  tener más relación con las personas que no tienen temor de Dios.
La Biblia dice: “No dejando de congregarse como algunos tienen por costumbre”. Es en la congregación donde encontramos apoyo y el ánimo espiritual. Separarnos de la comunión con Dios y nuestros hermanos en la fe, puede tener un costo muy alto.
 
UNA ELECCION EQUIVOCADA LLEVA A LA CAIDA ESPIRITUAL
Este el segundo paso en falso que da Lot. Por las decisiones equivocadas viene el fracaso en cualquier ámbito de la vida.
No hubo disputa por el camino y tierras en el momento de separarse. Abraham tuvo el gesto        generoso de que Lot eligiera la sección que prefería de la tierra y que se fuera en aquella dirección, dejando el resto del territorio para Abraham. 
Lot observó las dos opciones y optó por el terreno donde abundaba la vegetación tropical al lado de las aguas revitalizadoras del río Jordán. Era tierra grande y fértil que le garantizaba la prosperidad y la abundancia para el porvenir.
Pero había un problema: En esas tierras, que Lot había elegido, estaban asentadas, las ciudades de Sodoma y Gomorra, y eran extremadamente corrompidas.
 
Bien dice el proverbio bíblico: “Hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte”. Hasta allá llegó Lot.
Él no tenía la fe sincera de Abraham.
¿Cómo iba a crecer su vida espiritual entre las espinas del egoísmo y de la corrupción en aquel lugar? La elección de Lot demostró ser desastrosa. Lot se equivocó en la elección.
Su equivocada decisión comprometió a su familia. Poco le importaba la maldad de los habitantes de aquella “hermosa llanura”, o los efectos posibles de semejante asociación en su familia y en su casa.
Ilustración: La Elección de Josué fue distinta (Josué 24:15). En medio de la disyuntiva de servir a Dios o de servir al mundo con su idolatría y placeres, él opto por la cosas del Dios del cielo y exclamó: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Si Lot hubiera elegido el camino correcto, hubiera entrado a la tierra prometida, pero eligió el camino del fracaso, no sólo espiritual, sino moral y familiar. Su vida terminó en un desastre.
En estos años modernos también el creyente está al frente de una elección: De dos o tres caminos y se pregunta ¿Qué debo hacer frente a tal situación?
Su elección determinará su futuro. Estamos frente a dos caminos: El de llevar una vida espiritual fortalecida y en victoria o  el de llevar una vida espiritual decaída y de fracaso. ¿Por cuál te decides hoy?
 

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